El lavado  (Ver fotos)

   La tarea de mantener la ropa limpia y planchada durante muchísimos siglos fue tarea dura. El río era el lugar habitual donde se efectuaba el lavado de las ropas y si bien en el verano la tarea podía ser algo agradable, desde luego en tiempo frío la operación era como para pensársela.
Las mujeres acudían al río provistas de la "lavadera" (tabla de lavar) que tenia dos partes una donde se arrodillaban protegidas por unas tablas laterales y la otra parte ondulada donde se restregaba la ropa enjabonada.
Las hay de una sola pieza que era la utilizada en La Aldea o de dos piezas como se ve en la foto.
 lavando en el rio  lavando en grupo  secando la ropa al sol
Junto a la fuente romana hay un pilón que dadas sus características, seguramente sirvió como lavadero.
El único detergente existente era el jabón obtenido en la propia casa a partir de aceites y grasas. Los aceites eran usados, por ejemplo de las orzas de guardar lomos y chorizos.
Para hacer el jabón se seguían los siguientes pasos:
1. Se toma un kilo de sosa cáustica y se disuelve en seis litros de agua, dentro de un recipiente que no sea de estaño ni de aluminio.
2. Cuando ha terminado de deshacerse se van incorporando poco a poco seis litros de aceite, previamente colados, sin dejar de dar vueltas con un palo siempre en la misma dirección.
3. A medida que va pasando el tiempo, y sin dejar de remover siempre en la misma dirección, se irá solidificando, hasta alcanzar un punto semejante a la mayonesa casera. Sabremos que el jabón ya está listo cuando al sacar el palo salga limpio, sin restos de la pasta adheridos a él. Este proceso puede acelerarse si colocamos el recipiente (una caldera) al fuego. El jabón así obtenido tendrá mayor calidad.
4. Se vuelca entonces la masa en un recipiente (molde) y lo se deja endurecer uno o dos días. Pasado este tiempo, cortaremos el jabón en cubos del tamaño deseado y los dejaremos orearse algunas unas horas.
La construcción de un lavadero público supuso un avance notable en las condiciones de trabajo. La postura (de pié) era mas cómoda y el estar bajo resguardo mejoraba las condiciones respecto a la intemperie.
Hoy el lavadero aun está en pié, aunque nada cuidado. En otros pueblos se han rehabilitado como pequeños museos, lo cual no es mal destino para estos edificios públicos.
En las tres fotos siguientes puede verse su estado actual.
 Clic para agrandar  Clic para agrandar  Clic para agrandar
Para el blanqueo se utilizaba antiguamente la ceniza colada (lejía natural) y una vez aclarada, se extendía sobre la hierba para que el sol hiciese el resto.
La tarea de plancha tampoco debía resultar nada cómoda. Aquellas planchas que o bien macizas, calentadas sobre la cocina económica o bien en épocas anteriores con planchas huecas en las que se introducían ascuas, eran utilizadas por nuestras abuelas, no hace tanto tiempo, no permitían un planchado continuado. En el caso de las macizas habia que cambiarlas continuamente por otras ya que perdían el calor con facilidad y en las de carbón añadir nuevas áscuas periódicamente.
 Plancha de carbón  interior  Planchas de hierro (mazizas)