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Los llamados "Romances de Ciego" son composiciones en verso, que no necesariamente responden al modelo literario del romance. Generalmente son de autor anónimo y versan sobre relatos de hechos más bien recientes y localizados, que impresionaron a las gentes por su dramatismo o truculencia, o por su desenlace trágico (ver Literatura popular).
La gente les llama simplemente "coplas", y eran principalmente los ciegos quienes las difundían a partir de su interpretación oral directa y de la venta de pliegos con el texto impreso, denominados "pliegos de cordel" por ir enrrollados y atados con un cordel (el pliego de cordel más antiguo que se conserva en España data de 1482), siendo un medio para ganarse la vida.
Los romances de ciegos solían comenzar con una llamada de atención similar a ésta:
(Vea un ejemplo de estos romances)
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"Hombres, mujeres y niños,
mendigos y caballeros,
paisanos y militares,
carcamales y mancebos.
El que ya no peina canas
porque se quedó sin pelo,
y el que el tupé se compone
con bandolina y ungüento..."
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Si la narración era larga, para evitar que se le marchara la clientela, hacían intermedios que a veces aprovechaban para vender medicinas, cartas, o el típico calendario zaragozano, y anunciaban la continuación de la siguiente manera: |
"Fin de la segunda parte,
éstas dos no pintan nada,
la tercera es la que vale..."
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El final irremisiblemente solía ser una invitación a la compra del pliego, si les había gustado el recitado: |
"Y aquí se acaba el romance
que en el pliego escrito está,
sólo dos céntimos cuesta
a quien lo quiera llevar". |
La extensión de estos pliegos era variable, generalmente de una a cuatro páginas, y solían presentar unos dibujos xilografiados en la parte superior. Dichos pliegos reciben el nombre de "pliegos de cordel", porque se ponían a la venta colgados de un cordel y cogidos con un trozo de caña a modo de pinza para evitar que se los llevara el viento (ver La Literatura de cordel ).
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