I Generalidades II Los carros III. Documentos IV. Carretas y literatura V. Propietarios de carretas (Aldea del Pinar) VI. Fotos

La carretería.
I Generalidades

La carretería, aunque incluida en el cápitulo de costumbres (en todo caso antiguas), pertenece mas a la historia de todos estos pueblos.
No sería apropiado incluir en estas páginas un tratado sobre este fenómeno que afectó a la forma de vida de nuestros antepasados, asi que nos conformaremos con dar algunas notas históricas y pintorescas sobre esta actividad (para mas información ver enlaces y bibliografía).

EL TRANSPORTE Y LA HERMANDAD DE CARRETEROS. Breve historia. El transporte es el elemento dinamizador del comercio. Por ello a partir del resurgir de las ciudades, tras el largo período de ruralización de la etapa medieval, la propia corona se preocupa por mejorar las vías de transporte y regularizar todos los aspectos de esta actividad. Desde los Reyes Católicos vienen dictándose leyes a estos efectos, de tal forma que la carretería va desarrollándose, hasta alcanzar su máximo esplendor.
En el siglo XVIII se inicia el desarrollo industrial y con un carácter urbano netamente expansivo, el anquilosamiento de los sistemas de transporte por tierra, basados en los tradicionales y desfasados caminos y en la fuerza de tracción animal, produjo una clara decadencia económica al no poder abastecer los mercados del interior con la baratura y dinamismo exigidos. Entramos, por tanto, en esa etapa crítica que se extendería a lo largo de todo el siglo XIX y hasta principios del XX. No obstante, la actividad de la carretería tuvo una gran importancia y movió numerosos recursos a lo largo de sus cinco siglos de existencia, desde el XV hasta los albores del XX, donde el ferrocarril y el transporte con vehículos a motor sentencian definitivamente es sector


JUNTA Y HERMANDAD DE CARRETEROS DE LA COMARCA BURGOS-SORIA
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La Cabaña Real de Carreteros se extendía, en origen, por la casi totalidad del reino de Castilla, se organizaba en torno a tres comarcas o hermandades: Burgos-Soria, Avila y Cuenca.
Todas son zonas con abundantes pastos, necesarios para la cría de ganado vacuno y madera, sobre todo pinares, que constituye la materia prima necesaria para esta actividad.
La Corona siempre fue generosa con los carreteros y constantemente, desde su institucionalización, se suceden las reales cédulas y provisiones concediéndoles privilegios.

Como la Corona necesitaba tener a su disposición el transporte necesario, los carreteros quedaban supeditados a ella para poder mantener esas prebendas. Fueron muchas y variadas, desde la libertad de circular por todos los términos, utilizar todos los pastos comunales, prados y dehesas a su paso, o cortar madera de los montes que pasaran, a la exención de pagos de portazgos, montazgos y otros tributos, llevar armas, ser juzgados de forma más blanda, estar exentos de las levas de soldados, o la no presencia del estamento militar en sus pueblos.
La Junta y Hermandad de Carreteros de Burgos-Soria, se encargaba ordinariamente de las rutas provinciales de Santander. Burgos, Logroño, Soria, Segovia, norte de Avila. Valladolid. Palencia, León, Zamora. Salamanca y Madrid, y extraordinariamente de las provincias vascongadas.

ORIGEN Y EVOLUCIÓN
La primera asociación y hermandad de carreteros, incluso anterior a la institución y legislación de la Real Cabaña de Carreteros de ámbito nacional, por parte de los Reyes Católicos en 1497, fue la de la comarca Burgos-Soria.
Se reunían en las denominadas Juntas de Cabaña, donde se discutían distintos asuntos de toda índole, y luego, cada Diputado comunicaba a los miembros de su pueblo las decisiones tomadas en ellas en las Juntas Locales.
Las Ordenanzas más completas que se conservan, y por las que se regía la Junta y Hermandad de la Cabaña Real de Carreteros de Burgos-Soria, son las de 1832, en cuyo prefacio manifiestan que no se conservan las antiguas y que las de 1750 habían quedado reducidas, anacrónicas y desfasadas. En algunos momentos llegaron a existir en la Junta y Hermandad 6.429 carretas con 1.024 propietarios y 17.939,animales de carga, lo que da una idea de la potencia del sector. A partir de finales del siglo XVIII, comienza a originarse su decadencia hasta que estos números pasan a ser parte de la historia.
La Guerra de la Independencia supuso un duro golpe para la carretería serrana.. La ley del invasor impuso la requisa de vehículos y de animales y dió preferencia a las necesidades de sus ejércitos a los que debían servir los carreteros oprimidos. La sierra se puso en pie de guerra guiado por un cura de aldea loco por su fe y su patria ofendidas y organizó una guerrilla. Una de sus nombradas hazañas ocurrió en Hontoria del Pinar, el cura y sus seguidores aniquilaron las tropas francesas que venían a por ellos. La acción echó por tierra los proyectos de los franceses que pensaron hasta en incendiar la masa pinariega de la sierra.

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La vida en los pueblos de esta zona estaba casi totalmente orientada a la carretería, los carreteros generalmente regresaban en noviembre y pasaban cuatro meses en sus casas dedicados a elaborar aperos y materiales para vender, hasta que llegado el mes de abril partían de nuevo hacia una nueva marcha de unos doscientos días de duración.
La jornada de los carreteros comenzaba de madrugada unciendo los bueyes. El mayoral encabezaba la marcha. Le seguían unas 30 carretas con dos bueyes de tiro cada una y un tercero de refresco en la cola. A mediodía se hacía una parada para apacentar los bueyes y comer un bocado, el aperador aprovechaba para revisar el estado de las carretas. La larga marcha continuaba hasta que el mayoral decidía adelantarse y encontrar un lugar seguro y agradable donde pasar la noche, durmiendo bajo las carretas.
Las relaciones con las gentes de los pueblos por donde pasaban no eran precisamente cordiales, pues los carreteros, por privilegios reales, podían atravesar los términos de los pueblos, en cuyas dehesas podían apacentar sus bueyes y mulas, podían cortar maderas de los montes para reparar las carretas y leña para guisar y calentarse, incluso a los carreteros se les concedía el privilegio de llevar armas (los caminos no eran precisamente seguros) y estaban exentos del servicio militar.

Las carretas eran estrechas, no muy altas, con una plataforma de varios maderos, pudiendo cargar de 1.200 a 1.700 Kg. En ellas se transportaba madera, sal, piedras para la construcción, municiones y pertrechos militares, llegando los carreteros serranos a prestar sus servicios en momentos cruciales de nuestra historia, como la conquista de Granada, la guerra de la Independencia., el conflicto de las Comunidades en Castilla, los litigios en la contienda con Portugal o las escaramuzas con los carlistas.

La dura vida de los carreteros se veía compensada por atribuciones económicas muy importantes, quedando reflejado este esplendor en muchos lugares de estos pueblos. Pueden verse los sillares, las balconadas, las casonas carretras, los espaciosos portales para descargar las carretas, el pasado brillante de unos pueblos sólidos y hermosos, cuyas nuevas construcciones continúan (afortunadamente) conservando los materiales tradicionales.
En un texto del año 1788, extraído de “Descripción Histórica del Obispado de Osma”, (Tomo II.. Madrid.1978). de Juan Loperraez Corvalán. Podemos ver como era descrita la vida en estos lugares.

 
La primera, que es la que está en las inmediaciones de las sierras (conocida con el nombre de Pinares) que dividen este Obispado del Arzobispado de Burgos, y está comprehendida en parte de los Arciprestazgos de Coruña, Osma, Cabrejas y Rabanera, son muy pocos los lugares en que se siembra, con motivo de ser tierra montuosa por lo general, estar poblada de pinos, tener destinada lo principal de la tierra para los prados de dallo, y estar empleados los hombres mucha parte del año en el tráfico de las carretas (es la parte principal de la Cabaña Real, y se emplea en conducir carbón, sal, madera, ect.) Estos pudieran muy bien aplicarse al cultivo de la hacienda, aprovechando para la labor la dilatada y buena tierra que tienen sin disfrutar, y hacer quantiosas sementeras, supuesto que están desocupados todo el otoño y el invierno; pero lo emplean únicamente, como me lo ha enseñado la experiencia, en divertirse en las cocinas, y en gastar lo que han grangeado el verano,.. ....se divierten con freqüencia al juego del dardo, haciendo algunas apuestas a que mejor lo arroja, y acierta á la carne, gallo u otra cosa, que fixan en un palo bastante alto, asegurando en la rueda de una carreta.) dexando al cuidado de las mugeres la labranza de las pocas tierras que cultivan, hacer algunas cortas de pinos, y guardar los atajillos de ganado, ocupando el tiempo que les queda en echar sayales ó xergas para vestirse, pero imposibilitadas enteramente á disponer otras telas precisas, y acomodadas al país, con lo que lograrían mas comodidad, poder asistir á la buena educación y crianza de sus hijos, y surtir sus casas de lo necesario para la decencia. (no gastan sábanas en la cama, y muchas personas ni aun camisa: echan muy pocas telas: apenas saben coser, ni hacer media: echan algunos paños con las lanas del país, y las hilan, en lugar de huso, con canto y un palo, que le atraviesan, dando á sus extremos para que tuerza; y es país que necesita de mucha educación.)"

El texto podrá sorprender, pero es transcripción literal y debe leerse en su contexto. Además merece la pena profundizar en ese juego de la carne, habrá que investigar más sobre él. Por cierto que no es de extrañar que las fiestas patronales "de Jesus" se celebrasen en Enero, mes en el que los carreteros estaban en sus casas.

La materia prima más abundante en la tierra de pinares, era y es, la madera de pino albar. Otros materiales también predominantes en la zona son el jaspe y la piedra.
Debido a ello, en la mayoría de los viajes, las carretas se cargaban con dichos materiales y se repartían por toda la península.
En el viaje de vuelta generalmente, se traían cereales.
En épocas de guerra, llevaban artillería y munición a la Guerra de Granada, a la Guerra de las Comunidades y a la Guerra de la Independencia. Pero no sólo fue material de guerra lo que se transportó, sino que también se llevaron alimentos y grano para la armada invencible en la Guerra de Cataluña y en la de Portugal.
Otros viajes muy importantes, fueron en los que iban cargados de azogue (mercurio), con destino a Cádiz y Sevilla, para llevarlo a América y usarlo en el tratamiento de la plata. Este material lo subían en su vuelta desde Andalucía.
No todos los viajes se hacían con la carreta llamada “de puerto a puerto” (para largas distancias), sino que también existían muchos carreteros que usaban las “churras” (para distancias cortas), transportando por los alrededores y dentro de la provincia, todo tipo de mercancías.
Una carretería, en forma de convoy, estaba integrada por un grupo de 25 a 30 carretas. Cada carreta con tres bovinos, uno de repuesto, y al cuidado del grupo iban seis o siete carreteros, correspondiendo el cuidado de cinco carretas a cada uno. Existían diferentes categorías entre ellos, recibiendo el nombre de mayoral, aperador, pastero, gañán y los ayudantes de los anteriores.
Para finalizar, un texto curioso, que es una descripción de la febril actividad reinante en las obras de El Escorial, donde los carreteros llevaban la madera extraída de los pinares serranos por mandato real. Sirve para hacernos una idea del valor y de la importe labor de estos carreteros en la época.

  “La multitud de la carretería, carreteros y bueyes, era también de consideración, por la puntualidad con que acudían á sus horas concertadas, proveyendo á las grúas de todo cuanto necesitaban; se veían cada día traer piezas grandes, basas, cornisas, capiteles, pedestales, dinteles, jambas y otras piezas de tan descomunal grandeza, que no las meneaban menos que siete ó nueve pares de bueyes, y algunas doce, muchas veinte, y no pocas cuarenta; aquí era de ver mucha una procesión, ó un rosario tan largo de estos bueyes, ensartados tan iguales y tan parejos, y tirar todos tan á punto de aquella pesada carga, que parecía entenderse para arrancar con ella, y cuando esto no era muy á una, acontecía arrancar del casco los cuernos de los que quedaban faltos ó postreros”.

   Podía pensarse, sobre todo por parte de los mas jóvenes, que la carretería es algo que pertenece a un mundo muy antiguo y que los camiones, trenes, etc., sustituyeron rápidamente a los "viejos" carros, carretas y diligencias, pero esto no fué asi precisamente, los carreteros siguieron transportando sus mercancias hasta mas de la mitad del siglo XX, basta con constatar que a principios de los años 60, todavía circulaban por las carreteras españolas más de "un millón de carros".
Los que ya tenemos "cierta edad" recordamos perfectamente la señal de tráfico que prohibía a los carros circular por las carreteras principales. Como la que se expone, que es de 1953