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Aldea del Pinar Revista Nº 6 - Ago/2013
“Con fechas de calendario”.
Cuando después de asistir a la misa del ted con malevolencia.
domingo doce de agosto, me dirijo a casa de Glo- - ¡Espera¡ - le interrumpió el filósofo- ¿ya hi-
ria a recoger algunos ejemplares de la nueva “re- ciste pasar por las tres rejas lo que vas a con-
vista aldeana”, la idea de curiosear un poco, tarme?
antes de que llegue mi familia, aligera los pasos -¿Las tres rejas?
en dirección a casa. Pero los míos han llegado - ¡Si¡
ya, y van a ser los primeros en disfrutar de su - La primera es la reja de la verdad, ¿Estás se-
contenido. guro de que lo que quieres decirme, es absolu-
Entretenidos en pequeños quehaceres, y tamente cierto?
agradables recreos, pasan las horas y la noche - No, lo oí comentar a unos vecinos.
llega puntual. De pie, sobre el primer escalón, si- - Entonces, al menos, lo habrás hecho pasar
go con la mirada al coche que se aleja y pierdo por la reja de la bondad. ¿Eso que deseas de-
su imagen. Un minuto después ya estoy en casa cirme es bueno para alguien?
leyendo con placer. Porque todo me es atractivo - No, en realidad no, al contrario…
y con lecciones por aprender, sigo leyendo sin - Entonces, -dijo el sabio sonriendo-, ¡Si no es
omitir detalle. Como en las páginas anteriores, verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo
sobre la banda horizontal leo, el título de la si- en el olvido!
guiente colaboración, “Las tres rejas”, en la mis- No conocía esta enseñanza, tan digna de
ma línea, hay un grabado con las tres rejas ser tenida en cuenta, y parece que no quiero de-
referentes. Ellas, tomadas como ejemplo, serán jar que se me escape, ni una sola letra. Pero ya
las protagonistas de una historia que de inmedia- no podía seguir con la lectura. Tenía que cen-
to voy a conocer. Ilustrando la colaboración, trar, cuanto estaba descubriendo, tenía que ir
hay un segundo grabado, y en él, la figura de un más despacio. Asumir aquel regalo y cuanto me
campesino labrando la tierra, de la manera tradi- estaba haciendo sentir con tanta fuerza.
cional y sin que en mi valoración, le falte el Había esperado durante muchos años,
más pequeño detalle. Esa bonita imagen, ha deja- había sentido la impotencia, la soledad. La gran
do en el recuerdo nostalgia de otro tiempo que preocupación, de asignatura pendiente, que se
ya, no volverá. ¡Comienzo a leer!: El preámbu- va a quedar ahí, sin cumplir su compromiso. Y
lo inicial, bien planteado y de sana exposición y de pronto, detalles reveladores, como el de
claridad. Estaba calando hondo en necesidades “Las tres rejas” cambian todo eso.
particulares, que llevaban esperando muchos La reflexión, es una actitud extraordina-
años. Y por ser así, cada uno de esos conceptos, ria y pasan las horas, sin que el sueño marque
son esa suave brisa, que el espíritu recoge agra- el tiempo. En la amanecida del siguiente día, lu-
decido y se queda con ella para siempre. Y termi- nes trece. Ya sé lo que debo hacer, como lo he
na su autor presentador “Rabel de cuadra”. de hacer, y cuál es mi esperanza.
-¡Qué diferencia de comportamiento con el que Entre mis escritos de aldeana si mas,
predica el sabio filósofo, que vemos a continua- hay una historia, aún, no terminada. Por cómo
ción! fue concebida y el “valer “natural que la identi-
“El joven discípulo de un filósofo sabio fica, he decidido elegirla como primera candida-
le dijo”: ta, a pasar en positivo, por “las tres rejas”
-Maestro, un amigo suyo estuvo hablando de us- referentes.
Puede pasar, porque es mía, la conozco
bien, y respondo por verdadera y comprobable.
¿Qué es bueno que otros la conozcan? ¡Claro
que lo es!
No tiene nada que ver, lo cercano de
una puntual vivencia, con el “suponer” de quie-
nes, no estuvieron presentes, y contando se
equivocaron y nacieron los errores. Que se que-
daron ahí.
¿Qué es necesaria? ¡Por supuesto que lo
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