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Aldea del Pinar                                                               Revista Nº 6 - Ago/2013


               Despedida de D. Domingo Contreras.




             D. DOMINGO CONTRERAS CAMARERO


             Entre las parroquias que ha tenido encomendadas es-
             tos años D. Domingo la nuestra es la más pequeña
             en habitantes, pero no en el afecto y cariño que le te-
             nemos.Afecto a un padre y pastor espiritual de to-
             dos,  dispuesto  siempre  como  padre  a  atender  a
             todos.
             Es hora de dar gracias a Dios por el regalo que ha si-
             do para nosotros D. Domingo.
             La fidelidad y entrega a su sacerdocio, que es entre-
             ga a los demás, se ha visto acompañada y potencia-
             da por sus dotes personales: su carácter abierto, su
             cercanía, su alegría, su sentido integrador, su capaci-
             dad  de  persuasión,  convencido  de  que  siempre  es
             mejor tratar de conseguir las cosas “por las buenas”   su magisterio, mediante su predicación bien prepa-
             y de que ése es a la vez el modo evangélico de ac-  rada honda, clara, cercana, sugerente. Sus homilías,
             tuar.  Esas  dotes  naturales,  cultivadas  sin  duda  con   en un lenguaje a la vez cuidado e inteligible para to-
             la fe y la oración, han sido el cauce de su fecunda ac-  dos nos ayudan a pensar con profundidad en lo que
             ción pastoral.                                   supone  ser  cristiano,  en  la  alegría  de  serlo,  en  la
             San Pablo quería hacerse todo con todos, llorar con   exigencia de vivir en la imitación de Cristo, con la
             los que lloran, reir con los que ríen, para llevarlos a   ayuda de su Madre.
             todos a Cristo. Y si hubiera evangelizado estas tie-  D. Domingo nos ha predicado también con la cele-
             rras estos días, habría dicho: jugar una partida con   bración digna, solemne, edificante de la Eucaristía,
             los que juegan, vivir las fiestas con quienes las vi-  así como el la impartición de los sacramentos, con
             ven, sentir el dolor de los enfermos, las preocupacio-  su palabra sacerdotal de alegre acogida a quien bau-
             nes de quienes no tienen trabajo, la esperanza con   tiza, de futuro prometedor para quienes se unen en
             quienes  la  mantienen  sin  desfallecer,  hacerse  todo   matrimonio, de afecto y de aliento a quienes experi-
             con todos…                                       mentan el dolor y el sufrimiento material y moral,
             D. Domingo ha vivido siempre su sacerdocio en to-  de acompañamiento esperanzado a quienes pasan a
             do momento y, de modo especial, en el ejercicio de   la Casa del Padre, de confortador consuelo a quie-
                                                              nes se quedan sin ellos…
                                                              D.  Domingo,  sin  duda  un  verdadero  amante  de  la
                                                              música,  ha puesto también todo su interés en hacer
                                                              que todos participemos como verdadera comunidad
                                                              en  la  acción  litúrgica  mediante  el  canto,  indepen-
                                                              dientemente de la calidad del “oído” con el que ca-
                                                              da  uno  lo  haga.    Nos  ha  ido  enseñando  nuevos
                                                              cánticos en los que tantas  veces ha tenido que ac-
                                                              tuar como “solista” con el buen oído que él cierta-
                                                              mente tiene
                                                              Ser párroco es asimismo ser custodio y administra-
                                                              dor del patrimonio que la Iglesia ha recibido, que a
                                                              cada Iglesia, a cada parroquia, a lo largo del tiempo
                                                              le han proporcionado los fieles. Y D. Domingo ha



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